Hacer un pequeño ejercicio, de manera, que según en que circunstancias mires una cosa... opines de una forma, u otra.
EL NUBARRÓN.
Un fin de semana en mayo,
todos con mucha ilusión,
alquilamos una tienda
y nos fuimos de excursión.
Al día siguiente:
Yo me levanté temprano,
para ver salir el sol,
cuando vi que lo tapaba,
un horrible nubarrón.
Lo maldije una y mil veces,
con gestos y con la voz,
pues de nada me sirvió,
el tremendo madrugón.
Un poco más sosegada,
miré a mi alrededor
y vi una tierra reseca,
también vi seca una flor.
Volví a mirar a la nube
y entonces me pareció,
que era un señor barrigudo,
con cara de bonachón.
Mirándolo atentamente´
hasta creí oír su voz,
que decía muy bajito,
y en tono medio burlón.
No te preocupes tanto,
por el campo y por la flor,
que en esta gorda barriga,
tengo yo la solución.
Me hizo reaccionar,
un trueno ensordecedor
y al instante descargó,
un enorme chaparrón.
Un olor a tierra húmeda,
por la tienda se esparció,
y me oí a mi misma decir...
¡es hermoso el nubarrón!.
Aquí en un momento, el nubarrón pasa de ser horrible, a ser hermoso.
Aurora.