Ayer en clase de castellano lo pasé muy bien, estuvimos todas charlando un rato de cómo habían sido las fiestas y la verdad que es curioso, por que te das cuenta que cada casa es un mundo, no tiene nada que ver las cosas que yo celebro, o me hacen ilusión, con las demás, por ejemplo: a mi me encanta el que la casa esté revuelta por que tengo a todos, hijos y nietos por el medio, disfruto cocinando para ellos,(a pesar que me gusta poco la cocina), disfruto quedándome con los niños para que marchen de fiesta, no me importa trasnochar ni madrugar, aunque al final del día acabe agotada. Pero descubro que no todo el mundo es así, hay abuelas que no aguantan a los niños, les pone nerviosas el desorden y lo único que desean es tranquilidad. Entiendo y respeto perfectamente esta opinión, aunque no la comparto y tampoco quiero decir que sean peores madres o abuelas y los quieran menos, simplemente es otra manera de ver las cosas, ni mejor, ni peor, diferente.
Mi hogar ya está viejo, y cuando llegan los nietos y lo revuelven todo, se torna joven y se renuevan las esperanzas.
Los nietos son la fortuna de los años de vejez.
Viñeta tomada de internet
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